sábado, marzo 29, 2008

Opinion

 
  No es mi intención utilizar argumentos que nazcan de la Fe, a pesar de haber recogido muchos de ellos de fuentes católicas. Si observas los párrafos que he entresacado de las diferentes citas, creo que en ninguno de ellos figuran conceptos religiosos. Me he esforzado en ello porque creo que hay que dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios; y no estamos aquí precisamente para hablar de religión, menos aún cuando yo, aunque soy católico, no me considero practicante. Por ello, en adelante me esforzaré por encontrar fuentes que no sean eclesiásticas; aunque tampoco me parece plausible descartarlas, sobre todo cuando son las que más abundan.

Tampoco me parece que la emotividad represente una fisura de debilidad, porque, muy por el contrario, te recuerdo el dicho de que son los poetas quienes mueven a los pueblos.

Al SAP, lo considero un tema de suma importancia (entre otros motivos, porque yo también lo estoy sufriendo), así como las falsas denuncias que encarcelan a hombres inocentes (y no es mi caso); las secuelas psicológicas que están ocasionando tantos malos divorcios en los hijos, por causa de una legislación penosa; las malas prácticas judiciales; los bochornosos informes psicológicos en los Juzgados; la impresentable asignatura de educación para la ciudadanía; etc. Pero todas estas penurias son consecuencia, en último término, de la nefasta ideología de género y los maquiavélicos intereses que le prestan apoyo. Combatir lo primero –cosa que me parece loable, ya que todo lo que se haga en tal sentido resulta beneficioso- es como querer destruir el árbol podando sus ramas, en lugar de arrancarlo de raíz. Personalmente me parece más provechoso y directo dirigirnos a la raíz, por muy frondosa y arraigada que nos pueda parecer. Sobre todo, cuando esa raíz esconde tantas
mentiras. Si consiguiéramos desacreditar la ideología de género, el resto caería por su propio peso. Y por mucho abono que a esa raíz le estén aplicando las diferentes instituciones nacionales e internacionales, no deja de ser un organismo putrefacto.

Y, además, cuanto más me informo sobre la ideología de género, menos feminista me parece. Sus intereses –no me cansaré de repetirlo- son otros. Y esto no me lo invento yo; así lo apunta, por ejemplo, Christina Hoff Sommers (que espero y deseo que no tenga que ver nada con la Iglesia), en su obra ¿Quién robó el feminismo?". El demostrar que la pantomima de la ideología de género no tiene nada de feminista, cambiaría muchísimas cosas. Daré algunos datos al respecto:

- La ideología de género persigue que toda mujer trabaje fuera del hogar, sin respetar su libre albedrío al respecto, ni el de su esposo; cuando mayorcitos son ambos para decidir; ¡digo yo!. Y hasta ahora, esto lo persiguen fundamentalmente por medio de incentivos. Así, por ejemplo (y hablo de memoria; espero no equivocarme) , no hace mucho, en esta España nuestra, otorgó el Estado 100 euros durante unos meses a la mujer que tuviera un hijo y trabajara fuera del hogar. ¿Por qué no también a la que prefiere permanecer en el hogar cuidando de su hijo?. ¿Es que éste hijo no origina también gastos?.

- Catalogan la maternidad como carga y esclavitud de la mujer. Cuando todos los que hemos tenido hijos, sabemos que –salvo contadas excepciones- la maternidad y su ejercicio, le colma a la mujer de satisfacción y plenitud emocional. Sin embargo, el empeño de la ideología de género es conciliar la vida familiar y laboral; lo que en la práctica no es otra cosa que empeñarse en que trabaje y detraerle a la madre horas de estar con sus hijos.

- Dicen dispoaratadas aberraciones como la de que "toda penetración es una violación", que a mi me suenan a manipulaciones lesbianas para disponer de más "mercado femenino" donde poder elegir.

- Fomentan el aborto libre, sin estudios psicológicos serios del trauma posterior que ello puede implicar para la madre. Cosa que, para mayor delito, además ocultan y disimulan.

- Se vuelcan en subvenciones para dividir familias por cualquier motivo -peregrinos muchos de ellos- sin importarles el daño que con ello ocasionan a la mujer, a su marido y, sobretodo, a los hijos. Así, acaban ocurriendo cosas como la que leí hace poco de que se están separando matrimonios para conseguir poder acceder a una vivienda de subvención oficial (según creo recordar). Y no digamos nada de los matrimonios de inmigrantes que se deshacen por medio de una falsa denuncia pactada entre marido y mujer, para conseguir una subvención, sin haber sido informados de que al día siguiente al esposo le ponen en la frontera.

¡En fin!; no me extiendo más porque ejemplos hay infinidad y seguro que mejores que los que he plasmado aquí y a vuela pluma. No hay más que leer las noticias que aparecen en este foro, en un encomiable esfuerzo de búsqueda y recopilación por parte de sus miembros, para darse cuenta de ello.

¿Es esto defender los derechos de la mujer?. Evidentemente, no; y creo que esta es una de nuestras bazas más fundamentales que no estamos aprovechando debidamente.
La ideología de género solo esgrime sus peculiares y presuntos derechos de la mujer, como excusa y artimaña para sus verdaderos fines: imponer la sexualidad polimorfa perversa natural, como algunas de sus correligionarias dicen. Además del control de natalidad y el aborto libre a través de un prisma de origen marxista. Cosas que –¡casualidades de la vida!- coinciden con intereses poblacionistas, imperialistas, ecologistas, capitalistas y de manipulación política.

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