jueves, junio 12, 2008

El divorcio es antieconómico y genera pobreza

 
Una década de divorcios le ha costado al contribuyente norteamericano 1 billón de dólares

Un nuevo estudio calcula que reduciendo en 1 punto el porcentaje de ruptura familiar, la Administració n ahorraría 1.100 millones de dólares

El divorcio y la ruptura familiar generan pobreza y costes que luego hay que pagar entre todos los ciudadanos. La decisión "libre e individual" de romper una familia repercute en los gastos de la Administración, es decir, en el bolsillo de todos los ciudadanos.

En Estados Unidos por primera vez se han contabilizado de forma exhaustiva el coste del divorcio y la ruptura familiar para las administraciones locales, estatales y federales de los 50 estados del país, aunque el informe insiste en que se trata de una estimación "a la baja" que deja sin contar muchos gastos de dificil estudio.

El coste del divorcio sería de al menos 112.000 millones de dólares anuales, y el gasto acumulado de los últimos diez años serían más de un billón de dólares (es decir, un millón de millones de dólares tal como los contamos en Europa).

Una de las tesis de este informe es que incluso si se invierte en programas que consigan reducir las rupturas tan sólo un 1%, el ahorro para el Estado sería enorme, de al menos 1.100 millones de dólares. Por lo tanto, aconseja el estudio, vale la pena invertir en reducir el divorcio.

Por ejemplo, Texas ha planeado gastar 15 millones de dólares en dos años para potenciar los matrimonios estables. Si consigue que el número de familias estables en Texas crezca un 0,3% ya estará saliendo a cuenta para el contribuyente tejano. Desde mediados de 1990 al menos 9 estados han dedicado fondos públicos a proyectos de fortalecimiento del matrimonio, aunque casi siempre con cantidades muy pequeñas.

El estudio concreta que los gastos federales causados por el divorcio son de 70.000 millones de dólares, otros 33.300 millones los gastan los estados y otros 8.500 millones los entes locales.

El Estado que pierde más dinero por culpa del divorcio es la rica California: le cuesta 4.800 millones de dólares a nivel estatal y local. Wyoming es quien pierde menos en números absolutos: 61 millones de dólares a nivel estatal y local.

El estudio recuerda que en 1970, el 85,2% de los niños vivían con ambos padres; hoy sólo tienen esa suerte el 68,3%. En algunos estados, el 90% de los niños pobres viven sólo con su madre (o viven sólo con su abuela). Se recuerda que según numerosas investigaciones previas (Hilary Hoynes, Marianne Page, Ann Stevens, Rebecca Blank, David Card) más del 80% de la pobreza en EEUU se relaciona con cambios en la estructura de una familia, a menudo con casas a cargo de una mujer sola.

Se recuerda también que los niños que se han criado en hogares de madre sola o de mujer que cohabita (sin casarse) con una pareja tienen el doble de riesgo de ir a la cárcel que los niños que crecen con ambos padres (estudios de Cynthia Harper y Sara McLanahan).

El estudio asume (a la baja) que la ruptura familiar es responsable del 31,7% del gasto del gobierno en programas anti-pobreza y responsable también del 36,1% del gasto gubernamental en programas dirigidos exclusivamente a niños.

El estudio lo ha dirigido Benjamin Scafidi, economista de a escuela J.Whitney Bunting School de la Georgia College & State University, y ha sido patrocinado por 4 entidades: el Institute for American Values (www.americanvalues .org), el Institute for Marriage and Public Policy, Georgia Family Council y Familes Northwest. Puede verse aquí:
http://www.american values.org/ html/coff_mediaadvisory. htm
 
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MITOS
El informe también rebate algunos mitos que suelen utilizar las fuerzas antifamilia. El primer mito es que vivir juntos antes del matrimonio es útil para saber si la pareja podrá durar, evitando así un mal matrimonio y un eventual divorcio. Esto no tiene apoyo alguno en los hechos, observa el informe.
«De hecho, evidencias sustanciales indican que quienes viven juntos antes del matrimonio es más probable que rompan después de casarse», comenta el informe.
El informe admite que hay diversas opiniones sobre la interpretació n de los datos, pero atendiendo a un mínimo común los autores concluyen: «Lo que se puede decir que es cierto es que no se han encontrado todavía evidencias de que quienes cohabitan antes del matrimonio tienen matrimonios más sólidos que los que no».
El segundo mito refutado por el informe es la afirmación de que aunque se casen menos, quienes se casan tienen matrimonio de mejor calidad. No es así, replican Popenoe y Whitehead, observando que «las mejores evidencias disponibles sobre el tema» muestran un declive en los últimos 25 años en el número tanto de hombres como de mujeres que afirman que sus matrimonios son «muy felices».
PAPEL EDUCATIVO
El informe también revela una creciente división social cuando se trata del matrimonio. Entre quienes han recibido una educación universitaria la institución del matrimonio se ha robustecido en el último par de décadas. Actualmente, las mujeres con estudios universitarios tienen un índice de matrimonios más alto que el resto de la población, y también son menos favorables al divorcio que las mujeres con menos educación.
Además, entre quienes retrasan la edad de casarse a más allá de la treintena, las mujeres con estudios universitarios son las únicas propensas a tener hijos después de casarse en vez de antes.
Hay, por tanto, una creciente «división matrimonial» en Norteamérica, observa el informe, entre aquellos que tienen estudios y los que no.
De hecho, para quienes carecen de estudios universitarios, «la situación del matrimonio sigue siendo triste», según el informe. Esto se debe a la combinación de un declive continuo en el índice de matrimonio y un creciente porcentaje de nacimientos fuera del matrimonio. En el año 2000, el 40% de las madres que habían abandonado sus estudios vivían sin sus maridos, en comparación con el 12% de las que habían logrado graduarse, indica el informe.
Después de alcanzar su máximo a principios de los ochenta, el divorcio ha descendido de forma moderada. En general, la probabilidad de que un primer matrimonio acabe en divorcio o separación permanece entre el 40% y el 50%. El riesgo de divorcio, no obstante, varía ampliamente. La probabilidad de divorciarse es mucho más alta entre quienes son pobres, entre personas que abandonaron sus estudios, y entre parejas que se casaron antes de los veinte. Las parejas que tienen familias con un historial de divorcios, así como las que no tienen afiliación religiosa, son también más propensas a divorciarse.
EL LÍMITE
Además de las consecuencias personales, la quiebra del matrimonio y la vida familiar en las últimas décadas ha tenido un grave impacto económico. Una sección del informe considera las ventajas económicas del matrimonio para la sociedad.
«Las parejas casadas crean, de media, más activos económicos que los creados por parejas similares solteras en cohabitación», sostiene el informe. Las parejas casadas viven de forma más frugal, si se compara con dos adultos que viven solteros, y también ahorra e invierten más para el futuro. Los hombres tienden también a ser más productivos económicamente tras el matrimonio, ganando, con educación e historial laboral similar, entre un 10% y un 40% más que cuando eran solteros.
El aumento del divorcio también ha dado lugar a más desigualdad y pobreza. El informe apunta que los resultados de muchas investigaciones han demostrado que tanto el divorcio como el criar a los hijos fuera del matrimonio aumentan la pobreza infantil. Un estudio incluso va más allá al mostrar que, si la estructura familiar no hubiera cambiado entre 1960 y 1998, el índice de pobreza infantil entre los niños de color habría sido en 1998 del 28,4% en vez del 45,6%, y, en caso de los niños blancos, habría sido del 11,4% en vez del 15,4%.
El divorcio también significa costes más altos para los gobiernos, debido a factores como los gastos sociales y el aumento de la delincuencia juvenil. Los 1,4 millones de divorcios del 2002 en Estados Unidos se estima que han costado a los contribuyentes más de 30.000 millones de dólares, afirma el informe.
El aumento de las familias monoparentales también impone altos costes a los hijos. En el 2006 cerca del 28% de los niños norteamericanos vivían con sólo uno de sus padres. «Esto significa que cada año más niños en familias que incluyan a sus propios padres biológicos casados, que, como afirman todas las evidencias empíricas disponibles, son el ámbito ideal para asegurar los mejores resultados en el desarrollo del niño», comentaba Popenoe en su ensayo introductoria al informe.

04.06.2008 - 17:26h - Dice ser MITOS - #2 A favor En contra 0 (0 votos)

Un padre está aportando el doble a la sociedad que un soltero: por un lado, paga sus cuotas de seguridad social. Por otro lado, gasta dinero de su bolsillo en alimentar, vestir y educar a los futuros constribuyentes. Paga doble, mientras que el soltero no paga por los niños. Un hijo cuesta 6.000 euros al año. A lo mejor un soltero dedicaría ese dinero a prepararse una buena jubilación. Habría que compensar y bonificar en las cotizaciones a las familias para recoger esta realidad de su esfuerzo doble. Pero para llegar a eso hay que pasar un periodo de transición largo.
Si se premia a las familias por sus hijos con un extra en la jubilación, por ejemplo, la natalidad subiría. Y no basta con engendrar hijos. Hay que educarlos. Y los padres educan mucho mejor que el Estado. Especialmente cuando trabajan juntos, es decir, cuando el matrimonio va bien.
Hace falta un matrimonio sostenible, conciliar matrimonio y sociedad. Un país con divorcio unilateral sin responsable es un país que premia la irresponsabilidad. Y la sociedad necesita responsabilidad para funcionar.
Hay que preparar mejor a los contrayentes antes y después de casarse. Es ridículo que obliguen a los niños a una "educación para la ciudadanía" de lo más discutible y que nadie fomente una verdadera "educación para el matrimonio", cuando es fuente de riqueza, salud y estabilidad.
España dedica un 0,5% del PIB en ayudas a la familia: esto también es ridículo. Debería ser al menos el 2%, que es la media en la Europa de los Quince. Deben ser ayudas universales, lo normal en Europa, más elevadas para los primeros 3 hijos, y extenderse hasta los 16 años.
Conciliación también significa tiempo de calidad. Si los adultos terminan de trabajar de verdad a las cinco o cinco y media, pueden estar tres horas o más de calidad con sus hijos cada día. Eso significa mejoras en las notas y comportamiento de los niños, como está bien estudiado.

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