miércoles, julio 30, 2008

S.O.S. de una madre desesperada

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Mara García / viernes, 25 de julio de 2008

 

PALMA.- "Sólo quiero decirle a mi hija que la quiero". Este es el mayor deseo de Lina Serra, una mujer de Sa Pobla, desesperada porque hace más de un año que no ve a su hija. Hastiada por la lentitud de la justicia, se ha cansado de esperar y ha decidido pasar a la acción.

Armada con pancartas que recuerdan que los niños necesitan a su padre  y a su madre y arropada por "compañeras y compañeros" de la asociación de defensa del menor sobre el síndrome de alienación parental y de la asociación de padres de familia separados de Baleares, ha acudido al lugar donde trabaja su ex marido, para recordarle que ella también tiene derecho a ver crecer a su hija.

La historia de Lina se remonta diez años atrás. Después de un matrimonio difícil decidió divorciarse de su marido. "Fue un divorcio de 'mutuo acuerdo', estas cosas con tres niños en medio, no pueden hacerse de otra manera", asegura. Ella se quedó con la custodia de dos de sus tres hijos, mientras que, de forma voluntaria, le cedió la custodia de la niña a su ex marido. Ambos, acordaron el régimen de visitas que establece libertad total a los progenitores para relacionarse con sus hijos.

Lina cumple, según ha señalado a este digital, "religiosamente" el acuerdo. Los dos hijos que aún viven con ella ven a su padre cada quince días. "Sin embargo yo no veo a la niña desde hace más de un año".

 

"Él justifica esta situación diciendo que la niña no quiere verme. Pero ella es menor de edad y él debería favorecer un encuentro para que nosotras –madre e hija- podamos hablar para arreglar nuestros problemas". Lina lo ha intentado todo: mensajes, cartas, llamadas de teléfono… Sin resultado que calme la incertidumbre. "No entiendo por qué, tras doce años de convivencia, la niña decide que no quiere verme justo cuando comienza a vivir sólo con mi marido". "Si mi ex marido no me apoya, si no refuerza mi papel de madre ante mi hija, todos mis esfuerzos serán en vano".

Y es que esta madre luchadora teme que su hija pueda llegar a sufrir el llamado "síndrome de alienación parental" – un proceso destinado a romper el vínculo de los hijos con uno de sus progenitores-. Por ello, en su día pacto con su ex marido llevar a la niña a terapia en la unidad de salud mental infanto-juvenil para intentar recuperar loa relación materno filial. Sin embargo, nunca se cumplió. Por ello este pacto está sobre la mesa de la Juez del Juzgado de Primera Instancia nº 4 de Inca pendiente de aprobación judicial.

DESESPERACIÓN, TRISTEZA Y ESPERANZA

 

Tras quince minutos haciendo sonar los silbatos que han llevado a la manifestación, consiguen que algunos compañeros de trabajo del ex marido de Lina salgan a la calle. Piden por favor que se acabe el ruido. De pronto, una de ellas reconoce a esta madre desesperada. La mira con ternura y le dice: "Yo te conozco, eres Lina. Te aseguro que tu ex no está, pero sé lo que estás pasando y me comprometo a hablar con él." Temblando de puro nervio, Lina le entrega una hoja con sus peticiones para que se la haga llegar a su marido. Emocionada le da las gracias y, con esto, se da por satisfecha… de momento.

Asombra la serenidad que ha transmitido su rostro en todo momento. "Tengo que estar tranquila porque es la única forma de conseguir algo", asegura. Sin embargo, su mirada refleja el cansancio de noches en vela pensando en su hija y la tristeza que su ausencia le provoca.

La mirada triste. Esta es la seña de identidad de todos los hombres y mujeres que han acompañado a Lina en su protesta. Hombres y mujeres que entiende el calvario que está sufriendo Lina porque lo viven en sus propias carnes. Hombres y mujeres que han decidido concentrar todos sus esfuerzos en recuperar a sus hijos y no van a parar hasta conseguirlo.

Este viernes, Lina ha ganado una batalla. Está satisfecha, pero "hasta que no vuelva a ver a mi hija", asegura "no descansaré".

 

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